Más reencuentros

 

Rita, Consuelo, Jesusa, Cruz, Luis, Antonio, Rafa, Guillermo y Eva.

La foto de hoy es la memoria de un nuevo hito en este proyecto que seguimos construyendo poco a poco, con ternura. Aprovechando el paso de Rita por Madrid, el pasado miércoles, nos juntamos en mi casa unos cuantos amigos para cenar y charlar un rato sobre nuestro artista, Miguel Ángel Andés. La velada fue estupenda, aunque al principio pesó la tristeza por la muerte, un día antes, de Carmina Ortego, una persona de la que ya hemos hablado en este blog y que, junto a su hermana Esther y otros muchas, hicieron que la juventud de Miguel fuera su época más feliz e intensa. Queremos publicar mañana un pequeño homenaje a ambas.

Pero volviendo a la velada del miércoles, hay que destacar la figura de Rafael Martín Morante, el primero por la derecha en la foto. Rafa justifica el título de este post, pues, como él mismo dijo, llevaba unos cuantas semanas viviendo un reencuentro memorable. Fue una maravilla escucharle decir que había vivido más de cuarenta años sin saber de mucha gente de aquellos que ya hemos bautizado como "mastabas", que nuestro blog le había entusiasmado, que había estado navegando por todos sus enlaces y recuperando la memoria, y que no podía salir de su asombro al ver todo lo que Miki (también él le llamaba así) había hecho después de que aquel grupo de teatro alternativo se escindiera. 

Rafa es un actor de reconocido prestigio en nuestro país, lo cual no quita para que en un futuro post hablemos más de él y de aquellos años, finales de los 60 y principios de los 70. Nos prometimos mantener el contacto, además de que, esta vez, sí hemos grabado casi todo lo que se habló y tenemos montones de frases gloriosas que también compartiremos en próximas entradas. No obstante, aquí va un pequeño adelanto.

La conversación fue tan buena como el vino que Rita y Antonio nos trajeron de Logroño, y tocamos muchos temas, incluidos algunos de actualidad. Pero, si hay una idea que ocupó gran parte de la charla, esa fue la rebeldía. Los amigos del joven Miguel presentes el otro día coincidieron en decir casi lo mismo: "todos fuimos rebeldes, todos nos rebelamos contra la asfixia de aquellos últimos años de dictadura, a todos nos llamó el arte, el teatro nos sacó de la calle y de nuestras familias; pero, finalmente, también todos terminamos reconduciendo nuestras vidas, todos hicimos nuevas familias, todos encontramos trabajos que nos permitieron volver a la "normalidad", todos terminamos traicionando aquellos ideales de rebeldía que vivimos en la calle Prado..., todos..., excepto Miki". Bueno, alguien añadió que hubo más excepciones y, de pronto, Guillermo se dio cuenta de cuán parecido habían sido los finales de Miki, Esther y Carmina.

Mañana más.


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