No sabría explicar muy bien por qué esta es, quizás, mi obra favorita de Miguel. Pertenece a un espectacular cuaderno (20x25cm,) con treinta y seis dibujos más, el cual completó durante el verano de 1975 en la ciudad sueca de Göteborg (Gotemburgo, en español). Al menos eso es lo que él escribió en la portada. Tenemos testimonios de ese viaje, tanto de familiares como de las personas que le acompañaron a pasar aquel verano a esa ciudad. Gotemburgo es también, por esas cosas del destino, una ciudad relacionada conmigo, puesto que yo mismo viví en ella durante dos años, casi diez años antes del viaje de Miguel. Mis padres y yo nos fuimos a vivir a Gotemburgo en noviembre de 1966, como otros muchos españoles que en aquellos años emigraron a Francia, Alemania, Suiza..., en busca de un porvenir distinto al que la España de aquella época podía ofrecerles. Yo tendría unos cuatro años y recuerdo muy poco de aquella experiencia. Mi segundo hermano nació allí y, según mi madre, yo me desenvolvía bien hablando sueco, idioma del cual, tristemente ahora, no recuerdo casi nada. Pero esta es otra historia que, "en principio" (entre comillas), no tiene nada que ver con la estancia posterior de Miguel.
Aquel verano del 75 creó estos dibujos, cuyo característica más sorprendente es su técnica. Yo siempre había creído que usaba bolígrafos Bic, pero Rita, más entendida en estos temas, afirma que posiblemente fuera algún tipo de plumín especial, por el tipo de trazo más similar al de los lápices y porque en algunos dibujos, no en este, se pueden apreciar otros colores distintos al azul, negro y rojo tradicionales. Lo que tenemos claro es que todos están hechos con tinta, y lo que más nos sorprende es algo que ya hemos contrastado: que a Miguel no le gustaba hacer bocetos, ni estudios, ni borradores previos de sus obras. La verdad es que poco hemos encontrado que pueda considerarse un esbozo o bosquejo de sus cuadros o dibujos. A la vista del legado que conocemos, Miguel siempre dibujó (y pintó) "del tirón", y esto presenta bastantes problemas para los artistas que usan tinta, ya que no puede ser borrada. Además, podemos afirmar que son pocos los cuadernos de los que Miguel hubiera arrancado hojas.
Lo que más me gusta de este cuaderno de Miguel, y de este dibujo en particular, es que puedo imaginarme su mente de artista, pintor y poeta, dando vueltas sobre el origen de la vida, sobre las primeras células de las que todos provenimos, óvulos y espermatozoides, preguntándose eso, de dónde procedemos y hacia dónde vamos, mirando hacia el infinito, como el personaje de este dibujo, y como él mismo también hacía a menudo. En un recorte de prensa del que ya hemos hablado, hay unas palabras suyas: "La génesis de mi pintura es la célula, el punto atómico. [...] tiene un recorrido orgánico, biográfico. El arte es un reflejo de mi propio interior, aunque diga que no es voluntario". ¿Qué más se puede añadir?
Contacto: amarneciendo@gmail.com
Tu obra favorita...y yo creo que puedo afirmar que hasta ahora esta es mi entrada favorita...ya no solo voy conociendo al artista..también atisbo profundadidades de Luis y Rita, corales raros de colores cambiantes que habitan en el fondo de amarneciendo...Gotemburgo?...no sabía..quizá no sabía ni que existía.
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