domingo, 29 de diciembre de 2013

Amarneciendo en un sueño

MAA para Amarneciendo


El título de esta entrada, "Amarneciendo en un sueño", es por dos motivos. Uno, porque su legado estaba dormido y ha vuelto a despertar. Y dos, porque es mi anhelo, realizable en este caso, seguir dando a conocer la obra de mi tío. Este nuevo despertar no habría sido posible sin la aparición en mi vida de la que va a ser la co-autora de este blog, Rita, una verdadera enamorada de la obra de Miguel Ángel Andés, pero también una artista que aportará su sensibilidad creativa a cada una de las entradas que vayamos publicando.

Es nuestra intención mostrar todas las facetas de este artista, muy prolífico pero poco conocido, un artista de una época en la que las artes en España volvían a resurgir con fuerza tras los terribles cuarenta años de exilio interior y exterior.

Miguel Ángel Gordillo Andés, que ese era su nombre completo, comenzó su andadura artística en el teatro allá por los sesenta. Perteneció al grupo de teatro Mastabas y trabajó con Los Goliardos, pero pronto se decantó por la pintura y la poesía. Sus primeros dibujos son de primeros de los setenta y en ellos ya se puede apreciar su estilo característico.

Iremos alternando fotos de su álbum personal con dibujos de sus cuadernos de campo o de sus miles de cartulinas y servilletas sueltas pero ordenadas en series muy singulares: "cósmicos", "peces", "células"... Mostraremos también algunas de sus obras pictóricas mayores, casi todas óleos sobre tablas de distintos formatos. Traeremos de nuevo sus poemas, los conocidos y publicados allá por el año 99 y otros inéditos encontrados entre su enorme legado.

Rita dice que Miguel Ángel fue un artista increíble, cuyo mayor mérito fue dedicarse en cuerpo y alma a su arte. No le quito la razón, pues, ahora que se cumplen exactamente diecinueve años de su muerte, mi recuerdo más nítido de su persona se puede describir con tres sentimientos: su obsesión por dibujar, escribir, recitar, cantar..., su absoluto rechazo a los convencionalismos de la época, que son casi los mismos de ahora, y su odio, casi visceral,  a todo aquel que quisiera aprovecharse de su obra, una obra que nos sigue conmoviendo por su sencillez y profundidad, dos rasgos que son el fruto de un artista genuino, un artista que no alcanzó la fama, pero que nos consta que supo llegar a las corazones de muchas personas, las que tuvimos el honor de conocerle en persona y las que solo le conocieron y conocerán a través de su maravillosa obra.