En
los primeros años de su carrera artística, Miguel
Ángel Andés
se dedicó, principalmente, al cine y al teatro. Fue miembro de Los
Goliardos,
grupo alternativo, fundado en 1964 por Ángel
Facio,
por donde también pasaron decenas de profesionales, tales como
Esperanza
Abad, Miguel Alcobendas, Miguel Arribas, Ninón Dávalos, la
cantautora
Ana María Drack, el
crítico
Ángel Fernández Santos, el
cineasta
José Luis García Sánchez, María Jesús Leza, Carmen Maura
y un largo etcétera. Antes de su primera disolución, el grupo
sufrió una escisión que marcaría la vida del artista para siempre.
El menos conocido Grupo
Prado,
o también llamado Mastabas,
marcaría su carrera posterior y le llevarían a su ser más
conocido, como poeta y pintor.
Su
obra literaria
Tras
su muerte, la mayor parte de su obra lírica fue publicada en un
libro titulado Libros
de poemas de Miguel Ángel Andés: Amarneciendo, Paradero, Abismaluz,
Olandés. Grupo Prado de Poesía. Libro tercero.
En este volumen se recogen la mayor parte de los poemas que escribió
desde su juventud hasta 1978.
Portada antología. |
Abismaluz
(IX)
anochezco
célula errante
cerebro abandonado de tu amor
mi efímera obstinación terrenal
amarneciendo habernos sido
cerebro abandonado de tu amor
mi efímera obstinación terrenal
amarneciendo habernos sido
Su
producción plástica
Sus primeros trabajos de finales de los sesenta muestran un incipiente dibujante influenciado por diferentes corrientes y autores de su época y anteriores. Su obra sobre cuadernos de dibujo muestra a un artista obsesionado por la expresión lírica a través de las imágenes.
A principio de los años setenta, comienza a pintar con óleos y acrílicos en táblex de diversos tamaños. Este soporte de madera conglomerada fue en el que realizó casi toda su obra pictórica de aquella su década más fructífera. Llegó a ser considerado uno de los pintores más prolíficos del Madrid de aquellos años.
Los símbolos son los elementos principales de su obra gráfica, en la cual se pueden distinguir varias series muy distintas entre sí: senos, peces, cabezas, paisajes, cósmicos, durante hembra...
Posiblemente
sus dibujos son lo mejor de su obra gráfica. El
bolígrafo es su herramienta principal.
Aparte
del papel (hojas, servilletas, cartulina...) y de sus libretas o
diarios de campo, Miguel
Ángel Andés
también dibujó en otros cuadernos de dibujo más convencionales. En
formato apaisado y con hojas blancas unidas por espiral, llegó a
completar decenas de ellos, entre los que destacan varios creados en
Suecia
durante el verano de 1975.
Cuadernos de campo
Cuadernos de campo
Entre
1981 y 1993, completó ochenta y cuatro cuadernos de campo, que él
mismo denominó Diarios de un pintor que escribe. Estos cuadernos de
formato tradicional con hojas cuadriculadas unidas mediante espiral
se conservan íntegramente y están siendo objeto de análisis y
restauración, pues en ellos aparecen otros muchos poemas y escritos
inéditos. En ellos también destaca la serie titulada Muchachas. Los
más de dos mil dibujos y bocetos de bustos de mujeres jóvenes, con
peinados y tocados distintos, se alternan con páginas dedicadas a
otro tipo de dibujos, pensamientos y anotaciones de diversa índole.
Cajas
de cerillas y otros soportes no convencionales
Tanto en su primera época como en la última, Miguel Ángel Andés alternó las tablas con otros soportes no convencionales: puertas de armario, maderas y otros objetos encontrados. Las cajas de cerillas son su obra más peculiar y original. A finales de los setenta la Fosforera Española emitió una serie de cajas con imágenes de cerámicas italianas, alemanas y orientales, figuras que él mismo adornó con sus habituales motivos prolongando su dibujo en la parte interior de la caja, la cual al abrirse mostraba un nuevo cuerpo “de gran belleza y curiosidad”, en palabras de un crítico de la época.
Tanto en su primera época como en la última, Miguel Ángel Andés alternó las tablas con otros soportes no convencionales: puertas de armario, maderas y otros objetos encontrados. Las cajas de cerillas son su obra más peculiar y original. A finales de los setenta la Fosforera Española emitió una serie de cajas con imágenes de cerámicas italianas, alemanas y orientales, figuras que él mismo adornó con sus habituales motivos prolongando su dibujo en la parte interior de la caja, la cual al abrirse mostraba un nuevo cuerpo “de gran belleza y curiosidad”, en palabras de un crítico de la época.
El
laboratorio de poesía (sus casetes)
Los
casetes y su magnetófono fueron el centro de su creatividad en sus
últimos años. Amigos y familiares tuvimos la suerte de pasar
algunos ratos con el artista en veladas llenas de conversaciones
sobre temas artísticos y donde se alternaba la música y la lectura
de poemas propios con otros de autores consagrados. Las cintas
resultantes de aquellas veladas nos muestran al Miguel Ángel más
maduro y tierno y conforman lo que él mismo llamó su Laboratorio
de Poesía.
La última de estas cintas, dedicada a su amigo Pepe
Utrera,
pianista en las conocidas Cuevas
de Sésamo,
la terminó de editar tan solo unos meses antes de morir.
Contacto: amarneciendo@gmail.com
Qué recuerdos! Miguel Angel y Pepe en las Cuevas...
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